Dependiendo de dónde nos encontremos oiremos hablar de San Nicolás, Santa Claus, Viejito Pascuero, Padre Hielo o Papá Noel. Aunque su nombre sea distinto, lo que no varía es la figura del viejecito barrigudo, de tez rosada y larga barba blanca. Es el personaje principal de las fiestas de Navidad en muchas partes del Mundo, en otras comparte protagonismo con Los Reyes Magos o el tió de Nadal. Pero ¿Quién es este señor al que miles de niños de todo el mundo escriben una carta contándole cómo se han portado y pidiéndole regalos?
El lugar donde vive Papá Noel todo el año es tema muy controvertido. Según los noruegos vive en Droeback, 50 km al sur de Oslo. Para los suecos, vive en Gesunde, en el noroeste de Estocolmo. Y para los daneses vive en Groenlandia. Los americanos están convencidos de que vive en el Polo Norte, para muchos en Alaska.
En 1927 los finlandeses declararon que Papá Noel no podía vivir en el Polo Norte, porque tenía que alimentar a sus renos y allí solo hay hielo y no pastos. Su residencia la establecieron en Laponia, en la región de Korvatunturi, que se encuentra cerca de la ciudad de Rovaniemi. En Canadá se afirma que papá Noel vive de manera muy humilde en el norte canadiense, en particular en los Territorios del Noroeste. En el área del Pacífico, se considera que la Isla de Navidad es una segunda casa de Papá Noel.
Un poco de historia
El Papá Noel original era nativo de Lycia, un pueblo de la antigua Turquía (S. IV d. C.). Se llamada Nicolás de Bari y en realidad era un sacerdote muy diferente a la del San Nicolás que conocemos ahora. Era alto y delgado aunque no se sabe más de su físico. Sin embargo se conocen muy bien dos rasgos importantes de su personalidad: el amor por los niños y su gran generosidad. La leyenda decía que por las noches repartía regalos entre los necesitados y los niños.
En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa. Sobre todo en Italia y también en países germánicos como los estados alemanes y holandeses. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás. Hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.
La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker’s History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso.
Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas (‘Una visita de San Nicolás’), publicado en el periódico Sentinel (‘El Centinela’) de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje.
Santa Claus llega a Europa
A mediados del siglo XIX, el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y de allí a Francia, donde se fundió con Bonhomme Noël, el origen de nuestro Papá Noel, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos dorados.
Hasta el final del siglo XX, Santa Claus cuenta con ocho renos (Tornado, Balilarín, Furia, Fringuant, Cometa, Cupido, Relámpago y Trueno). El noveno reno llamado Rudolph o Rodolfo, lo creó en 1939 el poeta Robert L. De mayo en una historia donde Santa Claus se enfrenta a condiciones meteorológicas tan extremas que causan un retraso inevitable en la entrega de regalos. En esa historia, Papá Noel finalmente se las arregla para repartir los regalos con la ayuda crucial de la nariz luminosa de Rudolph que los iba guiando a todos en la tormenta.
Actualmente Santa Claus vive en el Polo Norte, acompañado por la Señora Claus y por una gran cantidad de duendes, que le ayudan a fabricar los regalos que le piden los niños a través de sus cartas. Papá Noel transporta los regalos en un saco y los reparte a las doce de la noche del 24 al 25 de diciembre. Para ello se desplaza en un trineo volador tirado por renos, con Rudolph a la cabeza. Papá Noel entra en las casas a través de la chimenea unas veces, dejando los regalos cerca de unos zapatos bajo el árbol de navidad. Otras veces delante de la chimenea, y otras en unos calcetines que se han dejado para este fin cerca de la chimenea o bajo el árbol de Navidad.
¿A tu casa va Papá Noel, los Reyes Magos o ambos? En cualquier caso deseo que este año te dejen en los zapatos o debajo del árbol todo aquello que más deseas.