Aunque a veces no tengamos conciencia de ello, las palabras que pronunciamos tienen una fuerza y una intención que pueden alterar nuestro entorno tanto positiva como negativamente. Nuestras palabras están cargadas de nuestra propia energía lo que las hace poderosas. Y pueden convertirse en una bendición o maldición.
Es por ello que la palabra correcta puede llevar al control de un espíritu o a lanzar un poderoso hechizo. Una palabra puede echar una maldición o liberarte de ella. Porque el poder de la palabra está ligado al espíritu de quien la pronuncia.
Una maldición es la expresión del deseo de que alguien sufra un daño, a veces el mal deseo es real, otras es solo una forma de demostrar enfado. Una maldición también puede ser interpretada como una carga espiritual, una presencia que persigue la persona a todos lados, un peso o una molestia muy grande que se lleva encima y dentro todo el tiempo, esta carga produce efectos muy negativos y destructivos en quien la lleva y afecta quienes le rodean.
La mayoría de las maldiciones son fórmulas fijas, vulgares y contundentes. Según creencias populares las maldiciones pueden ser generacionales es decir, que familias enteras son víctima de una maldición, cuyas consecuencias alcanzan a todos los descendientes de la persona maldita.
Por ejemplo, la Biblia nos dice que los hombres y las mujeres pueden recibir las maldiciones y conservarlas durante siete generaciones; con lo que se puede estar maldecido por parte de los antepasados sin ser realmente consciente. La fuerza de que una maldición ocurra está en el valor que se le otorga a la cuestión. Es decir, si creo en ello, seguramente si algo malo me sucede, creeré que es fruto de una maldición, en cambio, si no creo para nada y me sucede algo creeré que tiene que ver con otra cosa y no con una maldición echada por alguien que no me quiere.
Una maldición puede venir si se visita una zona poseída por algún espíritu. También una maldición puede ser atraída hacia ti si estás rodeado de influencias negativas o bombardeado constantemente por una persona negativa en tu entorno. Y, por supuesto, si una tercera persona lanza una maldición, usando la energía o los espíritus.
Las maldiciones y espíritus malignos son asuntos muy serios. Deben ser tomadas en serio. Esto no quiere decir que debemos vivir en el miedo y la ansiedad. Cada maldición puede romperse si se opone con una fuerza correcta y con la potencia adecuada. Todos somos seres espirituales fuertes y podemos superar cualquier maldición. Todos tenemos el poder para superar los ataques espirituales.
Para que la maldición sea efectiva, debe haber un canal de transmisión, y éste debe ser espiritual. La tarea de activar una maldición está en poder de los espíritus. Cualquier persona sea buena o mala, puede maldecir a otro. Se puede usar el poder de los demonios y también el poder de Dios para maldecir.
Si existe una maldición o maleficio, puede que todavía no sea demasiado tarde. Dependiendo de la severidad de la maldición podría ser eliminada a través de la oración y la meditación. Sólo la oración es una táctica efectiva que puede romper las maldiciones que son débiles. La oración es más eficaz para las personas que son fieles y que poseen la verdadera fe de que sus peticiones serán escuchadas. En casos más severos que no basten con este método deberá realizarse un ataque espiritual mediante el ritual que se precise.
Aquí veremos algunos rituales para alejar las maldiciones y otros que sirven para alejarlas o lanzarlas según se quiera:
Hechizo de la vela
Se toma una vela de las más comunes y, utilizando una aguja o un cuchillo, talla tu nombre y tu día de nacimiento en ella. Coloca la vela en un caldero o cubeta. Agrega el agua necesaria como para que llegue hasta la mitad de la vela. Enciende la vela, si tienes un altar ponla a la izquierda, y déjala consumirse. Cuando alcance el agua y la llama se extinga, la maldición estará rota.
Ritual de los tres alfileres
Otro de los rituales para alejar las maldiciones es el siguiente. Te será muy útil si quieres mantener las maldiciones y la energía negativa lejos de tu hogar o negocio. Vas a necesitar tres alfileres, tres pedacitos de raíz de ruda macho, un puñado de sal gruesa. También una cáscara de medio limón, una botella de cristal y un tapón de corcho.
Lo primero que tienes que hacer es menter los tres alfileres en la botella de vidrio. Añade los tres pedacitos de raíces de ruda macho, un puñado de sal gruesa y la cáscara de medio limón. Tápala con un tapón de corcho. Coloca la botella en una ventana y déjala allí, sin cambiarla de lugar, y las maldiciones jamás te llegarán. La ruda hembra es de hojas pequeñas y tupidas. La ruda macho es un arbusto de mayor porte, con hojas más grandes y mayor intensidad en su aroma.
Ritual para evitar o lanzar una maldición
El siguiente ritual puede usarse tanto para lanzar una maldición como para evitarla, esto se debe a que lo que realizaremos es una mezcla para conseguir un polvo que refuerce nuestra intención, lo importante es la oración que recitemos para evitar o lanzar una maldición ya que las palabras que evocan poder es la primera línea de defensa ante las maldiciones.Se necesitan:
Cuatro cucharadas soperas de hojas de lila secas. Si es posible, coge las hojas de lila tras la floración, con la luna creciente. Deja que se sequen sobre un papel secante al abrigo de la luz.
Un diente de ajo seco,
Una cucharada sopera de pimienta en grano molida (pimienta para carne roja),
Una pizca de azufre (se encuentra en las droguerías),
Una pizca de limaduras de hierro imantadas. Para obtener las limaduras de hierro imantadas lima un trozo de hierro y recoge el polvo obtenido. Coloca el polvo en un tubo de vidrio. Fija el tubo de vidrio contra un imán. Las limaduras de hierro se pueden utilizar al cabo de las dos horas.
Cuatro cucharadas soperas de hojas de menta secas impregnadas por una cucharada sopera de tintura de aloe. Pon el conjunto en un platillo y déjalo todo desecarse a la temperatura ambiente.
Mezcla todos los ingredientes con una batidora y está listo tu polvo de maldición. Guárdalo en un lugar oscuro.
Para usarlo debemos coger un poco de polvo de maldición y soplarlo alrededor de nuestra casa a fin de alejar las maldiciones recitando la siguiente oración: Espíritu del reflejo, combate mi mal, arrastra contigo el odio y la maldad».