La Santa Muerte o Santísima Muerte, es una figura santa mexicana no canonizada, que recibe las peticiones para el amor, suerte, y protección. La Santa Muerte se vincula con la Virgen del Carmen y con Oyá, la Señora de los Panteones. Su culto colinda con el vudú y el satanismo. Parece que prefiere que no se la llame por su nombre y agradece si se le dan nombres cariñosos como «La Comadre», «La Bonita», «La Flaca», «la Señora» o «La Niña».
A la Santa Muerte se la representa como un esqueleto vestido con hábito, como el que usan los monjes. Este le cubre de tal modo que sólo se ven los huesos del rostro y las manos. Siempre de pie, lleva una guadaña sostenida en la mano derecha y con la izquierda carga al mundo. En ocasiones en vez de la bola del mundo pende de ella una balanza.
Sus figuras, en plástico o yeso, se comercializan en distintos colores. Cada color serviría para un tipo de petición concreto. Así, los creyentes asocian la Santa Muerte en rojo al amor, en negro a la protección y en dorado a la prosperidad. La figura en verde está asociada a problemas judiciales o con la ley y en morado con los asuntos psíquicos ya que aporta sabiduría. Puedes encontrarlas también transparentes y polícromas como arco iris. Sus tallas van desde miniaturas de pocos centímetros hasta las de estatura de personas altas.
En los mercados de brujos y yerbateros tan típicos la Santa Muerte ocupa el mismo espacio que los santos tradicionales. Además de imágenes, puedes encontrar velas, aceites y estampas con oraciones de la Señora. Los analistas dicen que tiene cerca de 4 millones de fieles, principalmente en las cercanías de la frontera entre México y Estados Unidos.
Objetos y símbolos de la Santa Muerte
Además de la consabida túnica, la guadaña y la balanza, las figuras de la Santísima pueden estar acompañadas de un reloj de arena y de un búho. Todos estos elementos están dotados de un significado especial. Así, la guadaña, que es un instrumento de cultivo para cortar, simboliza el corte de todas las energías negativas de nuestro alrededor. De esta manera nos ayuda a desechar malas influencias.
La bola del mundo representa que la Santísima Muerte está en todo el mundo y no distingue fronteras. Ayuda por igual a todos los hombres. La balanza alude a la equidad, la justicia y la imparcialidad con la que la Señora juzga los actos de sus fieles. El búho es un ave de la oscuridad con una vista muy aguda y se asocia a la Flaquita porque por más desorientados y ciegos que están los fieles, Ella los guiará. Además, esta ave representa la sabiduría y es el mensajero de la Santa Muerte. Por su parte el reloj de arena representa la medida de la vida sobre la tierra, el paso del tiempo y cómo hay que vivir el momento. La lámpara que porta o que aparece al lado de la Santa Muerte simboliza la luz con la que la Santa Muerte guía el camino.
Un poco de historia
No se conoce el origen de este culto aunque numerosos expertos afirman que puede provenir de la época precolombina asemejándose a las deidades provenientes de la cultura azteca Mictecancuhtli y Mictecacihuatl, dios y diosa de la muerte respectivamente; a estas se encomendaban a los muertos para facilitar su camino por la región de los muertos. Antes de presentarse ante el Señor y Señora de la muerte había que pasar numerosos obstáculos; piedras que chocan entre sí, desiertos y colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de filosas piedras de obsidiana, y un caudaloso río que el muerto atravesaba con la ayuda de un perro que era sacrificado el día de su funeral.
Mictecancuhtli y Mictecacihuatl fueron sin lugar a dudas las deidades a quienes se encomendaban a los muertos pero también eran invocados por todo aquel que deseaba el poder de la muerte. Su templo se encontraba en el centro ceremonial de la antigua ciudad de México-Tenochtitlan. Algo de estas creencias prehispánicas aun es latente en la cultura popular mexicana como por ejemplo el 2 de noviembre o día de muertos cuando se festeja el día con los antepasados muertos, o la idea que a los muertos no hay que recordarlos con tristeza si no con alegría como ellos vivieron por lo que es muy popular el llevar música bailable a los entierros.
Hacer pedidos a la Santa Muerte
En el culto a la Santa Muerte se organizan rituales similares a los cristianos, incluyendo procesiones y oraciones con el fin de ganar su favor. Muchos hasta llegan a erigir su propio altar en su hogar, oficina o negocio para sentirse protegidos por ella. El altar suele consistir de una estatuilla cuyas medidas va de 15 centímetros a tamaño humano, rodeada de distintas ofrendas, entre las cuales se encuentran arreglos florales, frutas, inciensos, vinos, monedas, dulces y golosinas, además de velas, cuyo color varía de acuerdo a la petición.
La gente acude a ella para pedirle milagros o favores relacionados con el amor, la salud o el trabajo. Por otro lado, también se le pide por fines malévolos, tales como la venganza y la muerte de otros. Sus simpatizantes suelen identificarse al portar algún dije o escapulario de su imagen, mientras que otros optan por llevar su figura de manera indeleble, al tatuársela en la piel. Como elementos indispensables se exigen los puros, los cuales deben estar constantemente encendidos, y el imprescindible pedazo de pan.
Al pedir algo a la Santísima se puede o no ofrecer alguna ofrenda a cambio, estas ofrendas pueden ser desde algo material como veladoras o mejoras al altar o cosas simbólicas como el cantarle, «echarse un tequila juntos» sacarla a pasear o vestirla de fiesta. También son validas cosas como hacer las paces con algún familiar, cambiar algún habito o cualquier cosa se dicte el corazón e imaginación del orante. La Santísima espera que se le cumpla lo que se le pide por lo que es más recomendable no ofrecer nada a cambio del favor que ofrecer algo que no se tiene la seguridad de cumplir o qué puede ser olvidado.
La Iglesia católica no acepta el culto a la Santa Muerte. Lo considera fuera de sus dogmas y catecismo. Sin embargo, para sus creyentes no hay inconveniente ni conflicto en mantenerse fieles a las devociones cristianas, a la vez que a la Flaca. Por eso en sus altares la Santa Muerte coexiste con Jesucristo, su madre la Virgen de Guadalupe, san Judas Tadeo y algún otro santo.
El culto adquirió su mala fama debido a que en un principio era propio de criminales, pandilleros, ladrones y prostitutas. En algunas zonas se acompaña de la veneración a Jesús Malverde, denominado el “Santo de los Narcos”. Hoy, sin embargo, es uno de los principales cultos asentados en el territorio mexicano. En cada templo erigido a ella, podemos ver a señoras que, con bebes en brazos, llegan a darle las «gracias» por haberlas apoyado durante su difícil gestación. Asimismo, no es raro ver madres desconsoladas pedirle a la Santa Muerte por sus hijos que, por diversos motivos, se encuentran presos o «extraviados».