Observar o dibujar mándalas puede ayudar a curar la fragmentación psíquica y espiritual. También nos ayuda a manifestar nuestra energía creativa y a reconectarnos con nuestro Ser. Un mándala puede variar en color y diseño, pero básicamente se conforma de un centro y los cuatro puntos cardinales. Pese a ello, pueden diseñarse con muchas formas que influirán en su significado.
Los mándalas son útiles para la concentración, la atención, activación de la energía positiva, energización de lugares, meditación profunda para elevar el nivel de conciencia, expandir la capacidad de la mente y la memoria.
Dentro de una casa mejora la captación de energía y crea un ambiente de armonía y balance, también nos sirve para transmutar la energía negativa en positiva.
Los mándalas pueden ayudarte en el equilibrio de los chakras, en ese caso habrá que elegir el color adecuado dependiendo de la cualidad que se quiere trabajar.
El mándala enviará impulsos a la mente interna llegando a los receptores del cerebro en donde se procesará y se obtendrá una reacción. Nos ayuda a relajarnos y a encontrar la paz en medio de las dificultades, en un mundo tan complejo y conflictivo en el que muchas veces nos vemos instalados.
Significados de las formas
Las distintas formas de los mandalas expresan distintas cosas:
El círculo significa lejanía, extensión, pero también seguridad, lo absoluto, el verdadero yo.
El cuadrado representa la estabilidad y el equilibrio.
El triángulo se relaciona con el agua, la vitalidad y la transformación.
La cruz es símbolo de decisiones. Se puede identificar con los puntos cardinalaes, pero también como las diferentes direcciones.
La espiral significa vitalidad y se relaciona con las energías curativas.
El corazón es la unión, el sol, el amor y la felicidad.
La estrella simboliza la espiritualidad y la libertad.
Con el laberinto se busca el centro de uno mismo.
La mariposa, simboliza la autorenovación del alma. Transformación y muerte.
El pentágono representa la silueta del cuerpo humano y los símbolos de la tierra, el agua y el fuego.
El hexágono, la unión de los contrarios